Coronavirus: fragilidad humana en el metabolismo de la vida

Hoy el mundo atraviesa por la mayor crisis sistémica: la conjunción sinérgica de todas las crisis: económica, financiera, ambiental, climática, epidemiológica y moral; ontológica, ecológica y existencial. La crisis civilizatoria de la humanidad expresa de manera virulenta su olvido de la vida.

El COVID19, que infecta los cuerpos, afecta sin duda y profundamente a la economía, al capital que gobierna al mundo, que ha desencadenado la degradación entrópica y el cambio climático del planeta, que de maneras enigmáticas pero cada vez más evidentes, está asociado a la “liberación” y mutación de los virus al invadir y trastocar el comportamiento de los ecosistemas, alterando la resiliencia, el metabolismo y el “sistema inmunológico” propio de la biosfera.

Pero, como hemos argumentado, para estabilizar la vida en el planeta no basta el decrecimiento; es necesario deconstruir el capital y construir otra racionalidad (una racionalidad ambiental), para emancipar los otros modos de comprensión de la vida. No podemos celebrar la pandemia del COVID19 como el triunfo del virus en representación de la naturaleza en su guerra contra el capital. La naturaleza había sido por siempre la agencia que gobernaba los cursos de la vida en la biosfera, como lo afirmó Vernadsky hace un siglo… hasta que el capital llegó a desplazarla para constituirse en el régimen ontológico dominante que gobierna al mundo y que destina la degradación de la vida del plantea en la era del capitaloceno. La deconstrucción de la racionalidad que domina al mundo y degrada la vida no será obra del coronavirus.

Ojalá que la pandemia del coronavirus, como la peste en la Antigua Grecia, resulte un acontecimiento histórico que alcance a instaurar en la conciencia humana la inteligencia de la vida; que logre recodificar el silogismo aristotélico “todos los hombres son mortales”, para recomponer la vida de Gaia, de la Pachamama. Para instaurar en el pensamiento a un nuevo silogismo: la vida es naturaleza/Soy un ser vivo/soy naturaleza. Ojalá sea el agente activador de una revolución del proceso civilizatorio, de la emancipación de la vida que la crisis ambiental hasta ahora no ha logrado instaurar en el Logos, en la Psique y en la Conciencia humana: para reaprender a vivir; para llegar a habitar el planeta en las condiciones de la vida.

 

Enrique Leff es Doctor en Filosofía y Economía del Desarrollo. Es profesor en el Instituto de Investigación Social y también en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Leff tiene varias experiencias en el campo de la Ecología Política y es autor de más de 20 libros, siendo “O Fogo da Vida” su publicación más reciente.
La imagen destacada es un arte de Fabricio Vinhas, diseñador de la Amazônia Latitude.

 

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